Una entrevista a Susi Villaverde Salgueiro, hostelera.
La pandemia de COVID-19 está dejando tras de sí un rastro de enfermedad, muerte y precariedad económica, al tiempo que se dibuja un horizonte de lo más incierto. Después de un confinamiento, en el que la mayor parte de la población comprendía la vital importancia de reducir los contactos para contener la propagación del coronavirus, el verano precipitó una desescalada vertiginosa con el objetivo de «salvar el turismo» y, con él, la hostelería. Una apertura del país que suponía pasar de un extremo a otro, lejos de la contención a la que habíamos sido llamados, y que tuvo pésimos resultados en la salud pública. Pero ¿fue esto culpa de la hostelería?