Eco(i)lógica — Omnivoraz

Eco(i)lógica

Una opinión Omnivoraz.

El pasado mes de diciembre empezamos a escuchar que buena parte de los ganaderos y agricultores que se dedican a la producción ecológica iban a quedarse sin las ayudas correspondientes al ejercicio 2022. Cuando el río suena, agua lleva —a no ser que se meta la CHMS—. Acabado el plazo, los productores escucharon de la Consellería del Medio Rural lo que ya se auguraba: no hay presupuesto para cubrir todas las subvenciones solicitadas y los 318 que se quedaron sin ellas ya pueden roer una piedra.

Se recogieron firmas en internet, se enviaron comunicados de prensa —con escasa difusión en los principales medios—, hubo campaña en redes sociales… El sector ecológico gallego se movilizó con toda su energía para evitar este despropósito, pero por ahora no hay solución: tendrán que reorganizar sus previsiones económicas porque no se les va a dar un solo céntimo de la partida de 2022.

Ahora los afectados van a seguir con su justa reclamación y ya manifestaron a este medio que piensan llegar hasta Bruselas si es necesario. Más nos vale a todos que sean escuchados. Aquí cabe hacer una reflexión como sociedad, porque hay que reconocer que el apoyo que recibieron fue entre escaso y nulo, y no parece que vaya a aumentar después de que la Xunta haya dictado sentencia.

Tenemos, pues, una Unión Europea que dice apostar por la agricultura ecológica, una Xunta de Galicia que usa los fondos de la UE para objetivos muy distintos, y un Ministerio del que nada sabemos.

Se podría pensar que no es la primera vez que se deniegan ayudas. Cierto. Y que agricultores y ganaderos reciben subvenciones por otros conceptos. Cierto también. Pero estamos ante una decisión que choca frontalmente con lo establecido por la Unión Europea —UE— en cuanto a ayudas agrarias para el período 2023-2027. En España, el 25 % de las ayudas procedentes de la Política Agraria Común —PAC—, que ascienden a mil trescientos millones de euros, solo se podrán recibir en el caso de que los titulares de las explotaciones desarrollen prácticas sostenibles y beneficiosas para el medio ambiente de forma voluntaria. Aparte de que, más allá de la PAC,el famoso Pacto Verde de la UE fija la biodiversidad y la estrategia «de la granja alt enedor» como pilares de la legislación comunitaria.

También hay que tener en cuenta que ese dinero que la Xunta gestiona —y ahora deniega a 318 profesionales— son fondos europeos. Sería lógico que desde la Consellería del Medio Rural pensaran en ampliar la partida con fondos propios o redistribuir los disponibles y aumentar las partidas futuras para cubrir lo que se deje de percibir ahora. No caerá esa breva. Y no caerá porque la Xunta no definió una estrategia clara y firme, sino que esperó a que productores y sindicatos hiciesen sus propuestas. Para tumbarlas, claro.

Tenemos, pues, una Unión Europea que dice apostar por la agricultura ecológica, e incluso fija criterios draconianos en ese sentido, una Xunta de Galicia que usa los fondos de la UE para objetivos muy distintos, y un Ministerio del que nada sabemos. Tal vezl a famosa Agenda Verde consiste en llenar el territorio de pinos y eucaliptos y retirar el ganado y los ganaderos para instalar aerogeneradores. Al menos podrían exigir que los aerogeneradores fuesen verdes…

Si la profesión de ganadero y agricultor es cada vez más compleja por la voracidad del mercado y por la burocracia infinita, en el caso de los productores ecológicos estamos ante una actividad en la que los milagros son el pan nuestro de cada día. Porque, a pesar de la subida de los costes de producción, los alimentos con el sello ecológico apenas aumentaron su precio en origen o incluso vieron cómo disminuía. Tenemos un ejemplo en la leche de vacuno, donde lo que recibe un ganadero en intensivo es hoy prácticamente lo mismo, y en algunos casos más, de lo que recibe uno ecológico —alrededor de 0,50 euros/litro—.

Pero, mientras que se endurecen los requisitos técnicos y administrativos, se reducen las subvenciones y ayudas, se contrae la superficie agraria disponible y siguen ausentes las políticas de promoción de la agricultura ecológica. Continuaremos engañando al consumidor con noticias del tipo «El mayor promotor inmobiliario de Barcelona criará cabras en O Vicedo», «La influencer de la moda lowcost produce sus propias legumbres en Trasmiras» o «Los vinos del genio del fútbol ya triunfan en Madrid». Aunque eso forma parte de la «España Rellenada», un concepto acuñado en Omnivoraz del que hablaremos más adelante.