Curiosidades históricas: Séneca y los olivos
Un artículo sobre el origen rural de Lucio Anneo Séneca.
Seguro que todos habéis oído hablar de Séneca: escritor, orador, cuestor, pretor, senador, cónsul, tutor de emperador y, por supuesto, uno de los más grandes filósofos de la antigüedad. Pero quizás nunca os hayáis preguntado cómo es posible que personajes históricos como él pudiesen llegar a lo más alto. ¿Cómo podía permitirse una persona la dedicación exclusiva a filosofar, a la carrera política o, simplemente, a pensar? Sin duda, para poder llevar una vida cómoda lo fundamental es el dinero.
Es cierto que la mayoría de esas grandes figuras obtuvieron su riqueza, bien por herencia —reyes, duques, emperadores, linajes patricios, etc.— o bien por la guerra; sí, por la dura y cruel guerra. Julio César, por ejemplo, se aupó a la cima del poder por sus batallas en las Galias, con las que conquistó el territorio francés y los corazones de los belicosos —y hambrientos de botín— romanos. Por su parte, Alejandro Magno se nos presenta históricamente como el único conquistador europeo de un imperio asiático opulento. Y así un sinfín de personalidades recogidas en nuestros libros de historia. Sin embargo, en la antigüedad existía una tercera vía de enriquecimiento —que actualmente se ha convertido en la primera—: obtener de alguna actividad lucrativa el suficiente dinero para permitirte hacer lo que realmente querías. Sirvan de ejemplos los Médici, los Sforza, los sufetes de Cartago o el propio Craso en Roma. Esta fue la vía de ascenso de Séneca, pero ¿debido a qué?
Lucio Anneo Séneca procedía de una familia acomodada, propietaria de grandes plantaciones de olivos en lo que hoy conocemos como Andalucía, sobre todo en Jaén y Córdoba, de donde era oriundo —Corduba—. Muchas familias de la Bética se enriquecieron por la enorme exportación a Roma de ánforas llenas del que por aquel entonces —y aún hoy— era considerado como el mejor aceite de oliva del mundo. Aunque el gran valor que los romanos daban al dorado líquido propició que estirpes como la de los Séneca viviesen holgadamente, en este caso no se conformaron con esa vida disoluta, en la que la élite era dueña de la tierra y de los esclavos que usaba para trabajarla, e irrumpieron con fuerza en la política del Imperio romano. Igual que aquellas ánforas de aceite hacían crecer el monte Testaccio un poco más cada año, también la agudeza y la inteligencia de Séneca escalaron en la sociedad de Roma hasta alcanzar lo más alto.
Su facilidad de palabra y los beneficios del aceite le permitieron llegar al nivel más elevado al que podía aspirar cualquier hombre de su condición en su tiempo.
A pesar de pertenecer a una familia con grandes posibilidades económicas, Lucio Anneo no poseía un apellido de renombre que le facilitase el acceso a los cargos públicos a los que quería optar, así que debía abrirse camino a codazos en la siempre intrigante Roma. Gran estudioso de distintas artes, destacó en la retórica, la cual le llevó a ser considerado por sus contemporáneos como uno de los mejores oradores de la historia. Su facilidad de palabra y los beneficios del aceite le permitieron llegar al nivel más elevado al que podía aspirar cualquier hombre de su condición en su tiempo.
El carácter rural y de provincia de Séneca le provocó dificultades en su camino. Hombre íntegro y recto en sus cargos, fue uno de los máximos exponentes del estoicismo junto con el emperador Marco Aurelio. Esa personalidad se hizo notar en los primeros años del imperium de Nerón —de quien fue mentor—, pues él era quien manejaba realmente un imperio que había sido sacudido por dirigentes tales como Tiberio y Calígula. Tras este último megalómano, aunque tuvo un tiempo de relativo esplendor con Claudio, a Roma le costaba volver a la senda de Augusto, y fue este hijo de olivicultores de Corduba quien lo consiguió, demostrando ser un gran administrador. Su logro fue loado por el propio Trajano, que se refirió a ese momento como el más esplendoroso para el Imperio romano desde la muerte de Augusto. Las medidas adoptadas por Séneca, como la persecución de la corrupción de los cargos públicos y los cambios en la legislación para bajar los impuestos y facilitar el acceso a las tierras a aquellos que deseaban trabajarlas, provocaron ese período óptimo, que terminó con la madurez de Nerón. Este emperador, rodeado de aduladores, buscó acusaciones para librarse del filósofo, lo que puso en evidencia que no estaba preparado para el cargo que ostentaba y que, con el tiempo, llevó a Séneca al suicidio.
Nada de eso habría sido posible sin el carácter provinciano de Séneca y sin los buenos réditos que el aceite le dejaba a esta familia de la Bética, por lo que podemos aseverar que, si no fuese por los olivos, la humanidad habría perdido una de las mentes más preclaras de su historia. Lucio Anneo Séneca, aparte de su talento para la retórica, demostró que los valores de la gente del campo encajan a la perfección en la mejora del gobierno de ciudades y, cómo no, de imperios.
Fotos: Wikimedia Commons, zobby, Marco Centenaro, dimitrisvetsikas1969.